(Dedico este artículo a todo aquel degenerado que cree que "matando al perro se acaba la rabia")Cuán diminuta y frágil es una vida humana. Se necesita estudiar cinco o más años de medicina en una universidad, o entrenarse mucho tiempo en rescate y primeros auxilios (mas algo de suerte) para salvar una vida. Pero basta con halar de un gatillo, presionar un botón, no frenar a tiempo o fumar donde no se debe y ¡zas!; se apaga una, diez, cientos de vidas...
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Desde que nacemos estamos rodeados de gente que, para bien o para mal, significa algo en nuestras vidas. La familia es el primer grupo de personas con que nos relacionamos y creamos lazos afectivos; y a medida que crecemos y nos independizamos del núcleo familiar vamos estableciendo nuevas (y a veces mejores) relaciones interpersonales.
Lo que quiero resaltar con todo este palabreo es que en nuestras vidas hay personas (e incluso, animales) que nos importan... que valen. Con el tiempo compartido y cada experiencia vivida nuestros padres, hermanos y amigos van adquiriendo más y más valor, a tal punto que llegamos a pensar que la existencia de cada uno de esos seres es indispensable en la nuestra.
Una de las razones por las que en este mundo ocurren salvajadas y atropellos en contra de la vida humana (sea en casos aislados y minúsculos, o en masa) es que todo aquel que agrede nunca se detiene a pensar en lo mucho que debe valer el agredido para otras personas. Desde mi punto de vista, hay dos características fundamentales que permiten meter en un solo saco al azote de barrio, al mafioso, al soldado norteamericano e israelí, al extremista y fanático político-religioso, al presidente de un país poderoso y al dueño de una transnacional, a la hora de irrespetar la vida: 1)Actuar
movido únicamente por intereses personales o sectarios, y 2)No saber, o no darle importancia, al daño que se puede ocasionar a corto, mediano y largo plazo con su accionar.
Usted, que visita mi blog (y que de seguro tiene cosas más importantes qué hacer, pero se ha atrevido a seguir leyendo), plantéese estas dos situaciones:
1) Por voluntad y/o interés de alguien más, el ser que ud. más ama en esta vida es (o está a punto de ser) asesinado.
2) En una circunstancia determinada y movido por algún interés o necesidad (lo que sea; tal vez la supervivencia...), ud. se ve obligado a matar.
¿En cuál de las dos preferiría verse envuelto? Si ud. es una persona sensata su respuesta automática será: NINGUNA de las dos.
¿Y qué tal si solo pudiera escoger una de las dos? La primera: ni por el carajo, ¿cierto? La segunda: si me toca, me toca; y ya, ¿no?
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¿Por qué digo todo lo anterior?
Bueno, nuestra patria afronta (y debe seguir afrontando) cambios significativos en todos o muchos aspectos. Muchos intereses están siendo afectados; el futuro para mucha gente es incierto. Se supone que todo lo que ocurre a nivel político y social en Venezuela tiene la intención de lograr que el pueblo viva en plena felicidad y justicia social. Los bandos encontrados dicen, adornos más, adornos menos, tener la misma buena intención. Pero en nuestros puntos de vista hay cosas que lamentablemente nos conllevan en algún momento a ponernos en alguna de las dos situaciones de que hago mensión; y esta desgraciada circunstancia nos obliga, sobre todo a la "mayoría", a actuar con raciocinio... movidos por el único interés y necesidad de enaltecer y cuidar la vida humana, aplicando tooooodos los métodos que tengamos a la mano.
Matando choros no se acaba con la delicuencia; matando marines gringos, invasores israelíes, ingleses o portugueses los pueblos oprimidos no han conseguido libertad y bienestar al mismo tiempo. Así que no nos queda de otra: nuestro proceso político (Revolución Bolivariana, Socialismo del siglo XXI, Socialismo Cristiano, Bolivarianismo Cristiano, o como mierda sea que se vaya a llamar), con cada una de nuestras acciones, no debe tener otro propósito que no sea el de hacer que la vida sea cada vez más y mejor vida, evitando siempre llegar a tener que decidir entre esas dos infortunadas situaciones.
Porque la vida de cada uno de nosotros: chavistas, opositores, indecisos y desinteresados... bien
VALE el esfuerzo.
¡¡QUE VIVA LA VIDA!!
Saludos.